Este método no invasivo utiliza cámaras de imagen térmica para visualizar y medir las temperaturas superficiales de equipos y maquinarias, permitiendo a los técnicos identificar problemas que de otra manera pasarían desapercibidos.

La premisa detrás de la termografía es simple pero poderosa: los equipos industriales, cuando están en funcionamiento, generan calor. Este calor es una consecuencia natural de los procesos mecánicos y eléctricos, pero un cambio inusual en los patrones de temperatura puede ser indicativo de una falla inminente.

Por ejemplo, un sobrecalentamiento inusual en un motor podría indicar problemas de fricción interna, mientras que un punto caliente en un panel eléctrico podría señalar una conexión defectuosa.

Una de las mayores ventajas de la termografía es su naturaleza no destructiva. A diferencia de otros métodos de diagnóstico que requieren la desactivación y el desmontaje del equipo, la termografía se realiza mientras los sistemas están en pleno funcionamiento. Esto significa que no hay interrupción en la producción y que las condiciones bajo las cuales se realiza el análisis son las mismas en las que opera el equipo día a día.

Otro beneficio significativo es la capacidad de detectar problemas antes de que se conviertan en fallas catastróficas. Por ejemplo, un cojinete que comienza a fallar inicialmente mostrará un aumento en la temperatura, que puede ser detectado mucho antes de que el cojinete falle por completo y cause un paro en la línea de producción.

Esto permite a los equipos de mantenimiento actuar de manera proactiva, programando reparaciones y mantenimiento de una manera controlada y planificada, en lugar de reaccionar a una falla ya ocurrida.

Además, la termografía es extremadamente versátil. Se puede utilizar en una amplia gama de equipos, desde paneles eléctricos y motores hasta sistemas de tuberías y equipos mecánicos. Esta versatilidad hace que la termografía sea una herramienta valiosa en una variedad de industrias, incluidas la manufactura, la energía, la petroquímica y muchas otras.

La interpretación de las imágenes térmicas también es un aspecto crucial del proceso. No se trata simplemente de identificar puntos calientes o fríos, sino de comprender lo que estos patrones de temperatura indican sobre el estado del equipo. Los termógrafos experimentados pueden leer estas imágenes para diagnosticar una variedad de condiciones, desde el sobrecalentamiento y la falta de aislamiento hasta el flujo de fluidos anormal y más.

La termografía como herramienta de mantenimiento predictivo también ofrece beneficios económicos significativos. Al evitar fallos y paradas no planificadas, las empresas pueden ahorrar en costos de reparaciones de emergencia, tiempo de inactividad y pérdida de producción.

Además, al extender la vida útil de los equipos a través de un mantenimiento más efectivo, se reduce la necesidad de inversiones costosas en nuevos equipos.
En resumen, la termografía se ha establecido como una tecnología esencial en el mantenimiento predictivo industrial.

Ofrece una detección temprana de problemas, minimiza las interrupciones, es no invasiva y versátil, y ofrece ahorros significativos. En un mundo industrial que se esfuerza constantemente por la eficiencia y la confiabilidad, la termografía juega un papel crucial en el mantenimiento de operaciones fluidas y eficientes.